Otra versión de la fantástica obra que ya pudieron observar entre las
primeras subidas. Esta vez va acompañada de un texto creo que mucho más
representativo de la foto, pese a que el subido junto a la primera
versión antes expuesta, no haga menos honor a esta, la más cabal
representación del sufrimiento post ruptura. Además este lo escribí en
el momento en que en esta pintura el personaje era yo mismo.
Otra vez igual, y esta vez es peor, cada vez es peor. Desde que ella me
dejó todo parece una carga mucho más insoportable, cada vez las
desgracias se arraigan más en mi mente, y no las puedo soltar, no las
puedo dejar ir. Se agarran de mí como un pulpo, envuelven todo mi cuerpo
con sus ventosas, cada parte de mi cuerpo y de mi alma. Parece un
castigo, el peor castigo, la más hermética cárcel, esa cárcel de sólo
una celda, una celda con rejas que, como una compactadora, presionan mi
pecho,
paredes que presionan mi espalda y mis costados, sin lugar para realizar
movimiento alguno. Es sentirse rígido de alguna manera, no poder torcer
el cuerpo para esquivar las múltiples embestidas de una vida que nos
quiere muertos. La única salida empieza a ser cerrar los ojos y hacer de
cuenta que no se siente nada, decir "no duele", y a los pocos minutos,
darse cuenta que se está muerto.
Esta vez, fue mi estúpida autoestima la que me engañó. Aunque ahora que
lo pienso, mi estúpida autoestima siempre es la que me engaña, la que
arruina todo. A veces pienso que tengo el autoestima baja, pero ¿cómo
puede ser que si tengo el autoestima realmente baja, sea capaz de
albergar una esperanza, una esperanza tan inconsistente? En realidad,
creo que no me molesta esa esperanza, después de todo es el último dedo
del que pendo, lo único que mantiene sobre el mundo de la felicidad, y
no me
permite caer al abismo. Lo que me molesta, es evidentemente haber
llegado hasta este punto.
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